José Antonio Marina: sobre las instituciones

    "Lo filósofos entienden por espíritu objetivo aquellas creaciones de la inteligencia que parecen adquirir una existencia autónoma, una vida propia desligada de los individuos: el lenguaje, las costumbres, la cultura, un sistema jurídico, el Estado. En este momento me interesan dos de sus modalidades: las instituciones y las organizaciones. Las instituciones aparecen como herramientas culturales para resolver problemas, superar conflictos o establecer pautas de comportamiento que tienen reconocimiento y adhesión social. Son instituciones la propiedad, el matrimonio, el derecho, las iglesias, el Estado. Como dice Gehlen en su Antropología filosófica:

Las formas en que los individuos conviven o colaboran, las formas en que se manifiesta la autoridad o el contacto con lo sobrenatural, cristalizan en estructuras con peso propio -las instituciones- que terminan por adquirir algo así como autonomía respecto de las personas.

   Las instituciones fijan estatus, llevan implícitas funciones de poder. [...] Reciben su fuerza de la aceptación social que confirma el estatus y margina a quien intenta transgredirlo. [...]

   Una organización es la unión estable y ordenada de recursos con vistas a la realización de un proyecto. [...] La organización entera es un poder objetivado, estructural, al servicio de quien se haga con el timón. 

   [...] Todas las instituciones necesitan una organización para funcionar, pero no todas las organizaciones son instituciones. El Estado, que en esto como en tantas otras facetas del poder es pragmático, necesita una burocracia para funcionar". 

José Antonio Marina, La pasión del poder, Barcelona, Anagrama, 2008, pp. 120-122 ("Organizaciones e instituciones como poder objetivado"). 



   "Las instituciones son un ejemplo de inteligencia social objetivada. La familia, el Estado, el derecho, los sistemas educativos, etc., son herramientas sociales. Se parecen al teléfono móvil, a internet, al motor de explosión porque todos concentran gigantescas sumas de conocimiento. Decía García Bacca -uno de los pocos metafísicos admiradores de la técnica- que un motor de explosión es un tratado material de lógica. Un razonamiento materializado. Pues bien lo mismo se puede decir de las instituciones. Por eso, cuando se derrumban, dice Gehlen, <<se produce una primitivización>>.

   "Problema es un obstáculo que nos corta el paso. No hay, pues, problemas si no queremos ir a ninguna parte. Los fines -o su componente subjetivo, los deseos- son indispensables para la emergencia de un problema. [...] Mentiría si les dijera que conozco su origen.  Los psicólogos evolucionistas suponen que han sido seleccionados por la evolución. Wilhelm Dilthey, personaje que no puede faltar en un libro que trate de la cultura, dijo una cosa muy sabia: <<Sólo podemos conocer lo que es el ser humano si atendemos a las cosas que ha hecho a lo largo de la historia>>.  [...] ¿Y qué ha hecho el ser humano? Pues con una insistencia significativa se ha reunido en colectividades cada vez más grandes, ha establecido normas, ha buscado modos seguros de aprovisionamiento, ha inventado lenguajes, canciones, pinturas, religiones, ha buscado explicación a lo que sucedía>>.

   "El influyente Harold Lasswell explicó en la Encyclopaedia of the Social Sciences que cuando las élites carecen del requisito de la fuerza para obligar a la obediencia, los administradores sociales deben recurrir a una técnica totalmente nueva de control, en gran parte a través de la propaganda. "Un sistema de adoctrinamiento que funciona correctamente tiene varias tareas, algunas de ellas bastante delicadas. Uno de los objetivos son las masas estúpidas e ignorantes. Deben mantenerse así, desviadas con hipersimplificaciones emocionalmente potentes, marginalizadas y aisladas".

José Antonio Marina, Las culturas fracasadas, Barcelona, Anagrama, 2010.

Hay un capítulo VII dedicado a "La invención de las normas" y un capítulo VIII a "La evaluación de las normas". Son especialmente útiles para quien esté interesado en el Derecho. 

Al final del libro, Marina menciona un buen puñado de autores y libros que utilizó para este trabajo. Por ejemplo "Vygotski me pareció un genio porque, como todos los genios, fue capaz de aprovechar fantásticamente sus limitaciones. De la obligación de hacer una ciencia soviética, sacó una certera teoría psicológica sobre la constitución cultural del sujeto individual. Su libro Pensamiento y lenguaje me sigue pareciendo colosal" (Paidós, Barcelona).  En cuanto a los estudios genalógicos de aspectos de la experiencia humana  dice que "de quien más aprendí fue de Friedrich Hayek. Su genealogía de los sistemas normativos, y en especial del derecho, me ha sido de gran utilidad para este libro".  En las notas, al final de la obra, encontramos dos libros de Hayek: La fatal arrogancia (Unión Editorial, Madrid, 1990) y Derecho, legislación y libertad (Unión Editorial, Madrid, 1988). En materia de evolución cultural, "un lugar especial ocupa Daniel Dennet", La evolución de la libertad (Paidós, Barcelona, 2004). 

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