L. Abad Casal: la romanización y Alicante

 "La época romana.

   A diferencia de lo que se ha dicho en más de una ocasión, la llegada de los romanos no supone una invasión en el sentido estricto de la palabra, pues los romanos que se asentaron en el país (incluso entendiendo como tales no sólo a los propios romanos, sino también a los latinos e itálicos que vinieron con ellos) no debieron ser demasiado numerosos. Tan sólo tenemos constancia, en todo el territorio valenciano, de dos ciudades fundadas para el asentamiento de los colonos romanos: Valentia (Valencia) e Ilici (Elche), e incluso esta última se estableció sobre (o al lado de, no lo sabemos bien) una ciudad indígena preexistente. En las demás ciudades, los romanos nunca debieron pasar de una minoría, aunque desde luego la aristocracia indígena se dejó ganar pronto por las ventajas de la romanización: mayores derechos, mayor poder político, grandes posibilidades de relación, etc. y poco a poco los objetos, las costumbres y la lengua se fueron extendiendo por todo el país. 

   La romana es una cultura esencialmente urbana, pero que desde y para la ciudad sabe organizar y hacer productivo el campo. [...] El ejército y la carrera administrativa abren enormes posibilidades de promoción; el no ciudadano puede alcanzar esta condición tras un largo servicio y transmitírsela a sus descendientes, y el que ya posee la ciudadanía puede recorrer mundo y hacer fortuna. Todo ello atrajo desde muy pronto el interés de los iberos, pueblo culto e imbuido de un cierto clasicismo ya antes de la llegada de los romanos, pues no en vano se habían relacionado intensamente con griegos y púnicos que, en el siglo III a. C., mostraban también un elevado grado de helenización.

   [...] Sin alcanzar el grado de esplendor de otras zonas (Andalucía y Valle del Ebro, principalmente), y aunque los elementos indígenas mantuvieron un alto grado de pervivencia, la cultura romana impregnó profundamente a los antiguos contestanos.

   En el Campo de Alicante tenemos atestiguados varios yacimientos que muestran la impronta romana Algunos parecen fundaciones nuevas, que comienzan a habitarse ya en la época de dominio romano, pero otros son las mismas ciudades anteriores que, aunque viven bajo condiciones sociales y políticas nuevas, conservan en parte sus propias tradiciones, costumbres y materiales. Hay que desechar de una vez por todas la idea de que los cambios culturales llevan anejo irremisiblemente un cambio étnico y de que la romanización presupone la masacre de la población indígena y su sustitución por amplios contingentes de romanos. La romanización, como ya hemos visto, llegó por otros caminos y fue el resultado de la asimilación de las costumbres y los modos de vida romanos por parte de los indígenas, en un primer momento por las clases dirigentes y más tarde por el resto de la población. Este proceso debió ser bastante más rápido en las ciudades que en el campo, pues existen testimonios tardíos que muestran la pervivencia entre los campesinos de las lenguas indígenas.

   [...] Aquí conocemos al menos dos grandes poblados ibéricos (la Isleta de Campello y el Tossal de Manises) que siguen existiendo, y una serie de núcleos de nueva creación, urbanos unos, como la ciudad existente bajo el ensanche del XIX al oeste de Alicante, y rurales otros, como las numerosas villas que jalonan la huerta alicantina. [...] Los únicos yacimientos parcialmente excavados son Campello y el Tossal [...]

Inscripción de P. Astranius, del Tossal de Manises


    

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