Domínguez Ortiz: acerca del Estado moderno

 "Podemos contraponer una Castilla muy tempranamente llegada a la fase del estado moderno, con una madurez que tardaron mucho en adquirir otras naciones europeas, mientras lo que suele llamarse con alguna impropiedad Imperio Hispánico, del que Castilla fue centro y motor, beneficiaria y víctima, permaneció anclado en sus orígenes medievales, con una organización rudimentaria, como una nebulosa de cuerpos políticos mal soldados entre sí, separados por fronteras celosamente guardadas, sin más nexo de unión que la persona del monarca, sin más instituciones comunes que un Consejo de Estado cuyos encumbrados títulos no podían disimular su ineficacia y unas secretarías de Estado, cuya principal finalidad era procurar cierta unidad frente al exterior a aquel conjunto informe. La única tentativa seria para unificar, al menos, el esfuerzo militar de sus partes fue la Unión de Armas, imaginada por el Conde Duque y cuyos efectos fueron casi nulos. [...]

Según se ha puesto de relieve muchas veces, el Estado moderno crece con el afianzamiento del poder real gracias a la constitución de un ejército eficiente, de una burocracia y de una organizacion hacendística. Todo ello acompañado de la justificación que le procuran los teólogos y legistas formados en las universidades, cuya misión consistió en racionalizar los hechos consumados. El papel de los altos centros de enseñanza en la preparación de profesionales aptos para las nuevas tareas fue fundamental; pero no debemos apresurarnos a ponerlo en relación con el desmedido aumento de las universidades en el siglo XVI; la mayoría de ella formaban profesionales de grado medio e inferior. El predominio de Salamanca se mantuvo inalterable; de ella y más concretamente de sus colegios mayores, salió la mayor parte de la alta burocracia hasta el reinado de Carlos III. [...] 

La creación del Estado Moderno fue, pues, una tarea que requirió una premisas intelectuales, docentes, y no podía surgir antes de que se dieran: estas premisas no eran sólo políticas, económicas, sociológicas: también debían ser intelectuales. No se efectuó por vía de revolución, sino de evolución continuada, aunque coyuntural, es decir, con fases de estancamiento y otras de avance rápido".

DOMÍNGUEZ ORTIZ, Antonio, Instituciones políticas y grupos sociales en Castilla durante el siglo XVII, en Instituciones y sociedad en la España de los Austrias, Barcelona, Ariel, 1985, pp. 7-8. 




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