E. Mitre: Reconquista y repoblación en la Alta Edad Media

   "Hablar de Reconquista es referirse a un proceso de repoblación y colonización. Sus avances sólo son posibles cuando los factores demográficos lo van permitiendo.  La ocupación  de  la  Meseta  del  Duero sería así,  en buena parte,  el resultado de  la instalación de unos  excedentes  de  población  a los que las fragosidades de las  montañas  astur-cántabras  ya no podían mantener.  Los  choques  armados  con  los islamitas facilitaron,  en efecto,  la necesaria  cobertura  militar  para el  proceso  repoblador,  pero en el conjunto general de los hechos supusieron un factor casi de segundo orden. [...]

   Sobre los territorios recuperados a los musulmanes, los monarcas astur-leoneses aplicaron los criterios romanos  y  visigodos de considerar  que  los bienes sin dueño  (bona vacantia)  pertenecían al fisco.  El poder real,  por tanto, disponía de ellos para llevar a cabo,  bien una  ocupación de tipo oficial,  bien otra de signo privado mediante el estímulo de la iniciativa particular.

   En el primero de los casos puede ser un conde quien, como agente de la autoridad real, proceda a dirigir el esfuerzo repoblador mediante la concesión de una carta de población en la que se regula la forma en la que la ocupación se ha de llevar a cabo. A este modelo oficial, indica Valdeavellano, debió corresponder la repoblación de Astorga, Burgos, Toro, Oporto o Coimbra. 

   El otro modelo -la repoblación privada- respondió al impulso particular de algunos magnates, como el conde Munio Núñez, que en el 824 concedió carta de población a Brañosera, en el límite entre las actuales provincias de Santander y Palencia. De idéntica forma una serie de fundaciones monásticas se harán las protagonistas de una parte importantísima del proceso colonizador. 

   En cualquier caso, los colonos proceden por medio de la pressura a la ocupación de las tierras sin dueño. Se trata, por lo general, de gentes de muy limitados recursos que constituirán en estos primeros tiempos de la Reconquista la punta de lanza de un movimiento expansivo repleto de peligros e incógnitas. 

   Sobre la Meseta del Duero convergen dos corrientes de población: los excedentes demográficos de la cordillera astur-cántabra y los inmigrantes venidos de Al-Andalus. [...] 

   En León, el elemento mozárabe ocupa un lugar destacado en el proceso repoblador.

   La Castilla condal surge en una encrucijada de razas y de caminos. Cántabros, vascones, várdulos, autrigones -viejas razas del solar hispánico- y visigodos van a ser los protagonistas del antes analizado proceso de avance hacia el recodo del Duero. [...] Aún en los primeros años del siglo X, Castilla no constituye un distrito administrativo único, sino un conjunto de condados o mandaciones, cada uno de ellos con un titular al frente. [...] La crisis de autoridad que la monarquía leonesa atravesó a mediados del siglo X favoreció la actuación política de Fernán González, que logrará la independencia de hecho del territorio. Cuando hacia el 940 las avanzadas castellanas alcanzan Sepúlveda, Fernán González ha conseguido colocar bajo su autoridad los condados de Castilla, Álava, Burgos, Lantarón y Lara. Un paso decisivo en la creación de lo que había de ser uno de los primeros Estados peninsulares". 

    "A la hora de estudiar la repoblación de la Cataluña altomedieval [...] En líneas generales puede decirse que la montaña, saturada de población, fue <<goteando>> ésta hacia la vertiente sur del Pirineo. [...] El procedimiento de instalación fue parecido al de la Meseta: las tierras consideradas yermas pertenecían al fisco real que autorizaba su toma, la aprissio, para su cultivo, libre de toda carga.  Diversas capitulares (812, 815, 816) se dieron por los monarcas francos a fin de cortar una serie de abusos de los agentes de la autoridad real. Las comunidades de hombres libres resultantes de este proceso de ocupación constituirían una de las bases principales sobre las que se sustentaría la autoridad condal. Sin embargo, esta clase de pioneros sólo podrían sostenerse e incrementarse en virtud de unos avances reconquistadores que quedaron frenados en los primeros años del siglo X. De ahí que, a su lado, cobre una gran importancia en la labor de colonización el elemento eclesiástico: monasterios de Cuixá, Ripoll y San Juan de las Abadesas y la restaurada diócesis de Vich-Ausona. Fundaciones y restauraciones impulsadas en buena medida por Wifredo y que, desd fecha muy temprana, serán beneficiarias de un proceso de acumulación de tierras, bien por sucesivas dotaciones de los condes, bien por la simple y llana absorción de alodios de campesinos menos afortunados". 

Emilio Mitre, La España medieval, 2ª ed., Madrid, Istmo, 1999, pp. 106-110 y 119-120. 




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